1. ¡BIENVENIDO BERENJENO!

Me desperté rodeado de unas plantas de hojas enormes y lacias. A mi alrededor, todo era verde y de un extraño y asombroso color morado. Un morado que se desprendía de una especie de frutas de forma abombada a las que me acerqué con mucho cuidado.

Estaban quietas, inmóviles y parecían seguir en un profundo sueño porque ninguna de ellas era capaz de moverse como yo lo hacía.

Brillaban; brillaban tanto que rápidamente pude utilizarlas como espejo y comprobar mi reflejo, que confirmaba que tanto mi color como mi aspecto eran exactamente igual que los de aquellos curiosos seres. Ahora, sólo faltaba saber qué era y cuál era mi nombre.

  • ¿Qué seré? – me pregunte en voz alta. Mi sorpresa vino cuando de repente, con voz grave y clara, una voz me replicó:
  • Una berenjena. Una gorda, rica y morada berenjena.
Aquellas palabras salían de detrás de aquellas enormes hojas tan verdes. Pero al instante, pude averiguar que tras ellas se escondía un fruto rojo.

  • Pero, ¿tú quién eres? – contesté.
  • Soy Tomatino, un tomate rojo, gordo, viejo y cansado. Cada día estoy más pocho – decía éste mientras se sentaba en el suelo con mucho cuidado.
  • Y ¿por qué estás tan cansado Tomatino? – pregunté con curiosidad.
  • A parte de que ya soy muy mayor, he pasado toda mi vida viajando por el mundo, conociendo países y a otros amigos que como yo también son frutas y verduras.
  • Pero…eso ha tenido que ser muy divertido ¿no?.
  • Si, la verdad es que ha sido lo más maravilloso que he hecho en mi vida – aclaró el tomate con tono nostálgico.
  • Pues yo quiero hacer un viaje tan apasionante como el tuyo – gritó la berenjena con entusiasmo.
  • Eres joven Berenjeno, harías bien en hacer ese viaje.
  • Perdona, ¿cómo me has llamado? – preguntó extrañado la hortaliza.
  • Berenjeno – afirmó el viejo tomate. Si vas a hacer ese viaje necesitarás un nombre ¿no?.
  • Berenjeno…Berenjeno…-repetía sorprendido una y otra vez. La verdad es que suena bien.
  • Anda, emprende tu viaje cuánto antes. No pierdas tiempo. Por ese camino llegarás al principio de tus destinos. Es una ciudad enorme, en la que encontrarás sitios,  verduras y frutas muy interesantes. Cuando llegues a la ciudad, pregunta por uno de mis viejos amigos: Don Garbanzo. Él sabrá indicarte lo que tienes que hacer. ¡Suerte Berenjeno!
  • Gracias Tomatino – exclamó el joven con entusiasmo.

Y sin más demora, el joven Berenjeno emprendió su viaje. 

2 comentarios:

  1. Hola soy Kevin te lo estoy enviando debajo del cuento de berenjeno te queria decirte que me a gustado mucho el cuento de berenjeno y te lo estoy enviando por el correo de mi padre Adioooooooos

    ResponderEliminar
  2. Hola soy Kevin te lo estoy enviando debajo del cuento de berenjeno te queria decirte que me a gustado mucho el cuento de berenjeno y te lo estoy enviando por el correo de mi padre Adioooooooos

    ResponderEliminar