Me desperté rodeado de unas plantas
de hojas enormes y lacias. A mi alrededor, todo era verde y de un extraño y
asombroso color morado. Un morado que se desprendía de una especie de frutas de
forma abombada a las que me acerqué con mucho cuidado.
Estaban quietas, inmóviles y
parecían seguir en un profundo sueño porque ninguna de ellas era capaz de
moverse como yo lo hacía.
Brillaban; brillaban tanto que
rápidamente pude utilizarlas como espejo y comprobar mi reflejo, que confirmaba
que tanto mi color como mi aspecto eran exactamente igual que los de aquellos
curiosos seres. Ahora, sólo faltaba saber qué era y cuál era mi nombre.
- ¿Qué seré? – me pregunte en voz alta. Mi sorpresa vino cuando de repente, con voz grave y clara, una voz me replicó:
- Una berenjena. Una gorda, rica y morada berenjena.
Aquellas palabras salían de
detrás de aquellas enormes hojas tan verdes. Pero al instante, pude averiguar
que tras ellas se escondía un fruto rojo.
- Pero, ¿tú quién eres? – contesté.
- Soy Tomatino, un tomate rojo, gordo, viejo y cansado. Cada día estoy más pocho – decía éste mientras se sentaba en el suelo con mucho cuidado.
- Y ¿por qué estás tan cansado Tomatino? – pregunté con curiosidad.
- A parte de que ya soy muy mayor, he pasado toda mi vida viajando por el mundo, conociendo países y a otros amigos que como yo también son frutas y verduras.
- Pero…eso ha tenido que ser muy divertido ¿no?.
- Si, la verdad es que ha sido lo más maravilloso que he hecho en mi vida – aclaró el tomate con tono nostálgico.
- Pues yo quiero hacer un viaje tan apasionante como el tuyo – gritó la berenjena con entusiasmo.
- Eres joven Berenjeno, harías bien en hacer ese viaje.
- Perdona, ¿cómo me has llamado? – preguntó extrañado la hortaliza.
- Berenjeno – afirmó el viejo tomate. Si vas a hacer ese viaje necesitarás un nombre ¿no?.
- Berenjeno…Berenjeno…-repetía sorprendido una y otra vez. La verdad es que suena bien.
- Anda, emprende tu viaje cuánto antes. No pierdas tiempo. Por ese camino llegarás al principio de tus destinos. Es una ciudad enorme, en la que encontrarás sitios, verduras y frutas muy interesantes. Cuando llegues a la ciudad, pregunta por uno de mis viejos amigos: Don Garbanzo. Él sabrá indicarte lo que tienes que hacer. ¡Suerte Berenjeno!
- Gracias Tomatino – exclamó el joven con entusiasmo.
Y sin más demora, el joven Berenjeno emprendió su viaje.
Hola soy Kevin te lo estoy enviando debajo del cuento de berenjeno te queria decirte que me a gustado mucho el cuento de berenjeno y te lo estoy enviando por el correo de mi padre Adioooooooos
ResponderEliminarHola soy Kevin te lo estoy enviando debajo del cuento de berenjeno te queria decirte que me a gustado mucho el cuento de berenjeno y te lo estoy enviando por el correo de mi padre Adioooooooos
ResponderEliminar